04 Caridad, beneficiencia y educación: un espacio de Ciudad Real desde el fin del convento de Franciscos Observantes hasta la residencia universitaria
Abstract
Durante el Antiguo Régimen los desvalidos solo tienen como apoyo la acción caritativa de la Iglesia, pero con la Constitución de 1812 se reclama para el Estado la asunción y el control de la asistencia social y con la Revolución liberal se llega al convencimiento de que mendigos, pobres y vagos constituyen un serio peligro para el nuevo orden social, el desarrollo económico y el proceso productivo. Por eso, mediante las diputaciones en las provincias, el Poder intenta aumentar la población útil para los trabajos, con casas de expósitos, hospicios y hospitales como principales instituciones adecuadas para integrar a los desarraigados.
La Justicia, aunque el término se utiliza frecuentemente, no está presente en la sociedad. Incluso, la triada revolucionaria (Libertad, Igualdad y Fraternidad) es utilizada por los poderosos más «avanzados» contra la idea de Justicia, que los sectores más desfavorecidos tardan, con mucho esfuerzo y sacrificio, en colocar en la realidad social. La idea cristiana de caridad impera en la sociedad, a pesar de los cambios introducidos por la Revolución liberal.
Se pueden recordar muchos ejemplos, pero uno extraído de un periódico católico de Barcelona sirve para entender la idea. Desde luego, la propiedad privada, unida estrechamente con religión y familia, es la base del sistema social y el reparto de bienes se convierte en toda una herejía para ese pensamiento. Dios quiere que existan pobres y ricos, «ricos para que ejerzan la caridad; pobres la paciencia que es también una virtud». La caridad se constituye así en «el remedio divino que Dios ha encontrado para la indigencia, y los ricos no deben olvidar que son como administradores obligados á socorrer a los pobres que según naturaleza y delante de Dios son sus hermanos». Se trata del conocido providencialismo católico que, unido a la resignación, justifican una sociedad estática y tremendamente injusta.